Por: Carlos Jaime Fajardo
Revista viento del sur
18 de abril 2011
Históricamente, se han desarrollado en el país diferentes propuestas de articulación de las organizaciones políticas y sociales con el fin de presentarle a la sociedad una propuesta alternativa en lo económico, político y cultural, que exprese los intereses de las mayorías
Recientemente, en oposición y ante el desencanto de el Congreso de la república, que por casi dos siglos no ha logrado representar los intereses de los sectores populares, ha surgido en Colombia, una propuesta política conocida como congreso de los pueblos, el cual sesiono por primera vez en un evento nacional, en octubre del año pasado, con motivo de la conmemoración del bicentenario de la independencia, en donde se debatieron temas como el de tierras y territorio, la educación, la salud, los derechos humanos, entre muchos otros, sentando las bases para la concreción de un programa político de carácter democrático y popular.
En esa misma dirección, este fin de semana 16 y 17 de abril, se llevó a cabo la tercera comisión política en Cali, donde se trataron temas como: tierras, territorio y soberanía; paz, guerra e impunidad; derechos del pueblo. Dentro de las definiciones importantes están la necesidad de fortalecer la articulación de lo regional y lo nacional, participar en las movilizaciones del 1 de mayo y septiembre, en el marco a la oposición al Plan de Desarrollo de Santos, al TLC y por la unidad de las organizaciones sociales y políticas del pueblo.
De manera similar, existe otra propuesta conocida como la marcha patriótica con cabildos populares, que al igual que la anterior, llevaron a cabo un evento político, en predios de la nacional, donde se debatieron problemas sociales del país. Tanto el congreso de los pueblos, como los cabildos populares, son iniciativas que buscan la articulación y unidad de diferentes organizaciones sociales, que hoy de manera conjunta confluyen en la coordinadora de movimientos sociales de Colombia, COMOSCOL.
Estos intentos de unidad del pueblo, son valiosos para la concreción de un modelo plenamente democrático popular en el país, lo que requiere superar prácticas que lo impiden, como el sectarismo y el distanciamiento de las bases, así como la desinformación que los grandes medios de comunicación difunden para deslegitimar y criminalizar estas iniciativas.