Por: Carlos Jaime Fajardo
Revista Viento del Sur
Marzo 13 de 2010
Las diferentes teorías de los megamonopolios sobre cómo extraer mayores ganancias en los procesos productivos, han visto en los países oprimidos, un fortín de mano de obra barata, siendo esta una de las ofertas de los gobiernos colombianos para las firmas de los TLC.
En los noventa, se dijo que para mayor productividad se necesitaba realizar procesos de reconversión industrial y flexibilización laboral, hoy adicionalmente, se propone desarrollar el capital humano, que tiene gran incidencia en la educación, tanto básica como superior. De ahí que la política del gobierno pasado y actual, haya sido incrementar las capacidades laborales, por medio de las competencias, que restringen la educación a la tecnificación, pues no les interesa que la población tenga una visión amplia del mundo, por considerarla excesiva, es decir prefieren dar educación pobre para pobres. Esto con el fin de disminuir el trabajo necesario para producir una mercancía obteniendo mayores ganancias sin encontrar resistencia.
Por eso, cuando el gobierno habla de ampliar cobertura, se refiere a programas técnicos y en función de las necesidades de los monopolios, como sucede con la propuesta que hizo esta semana Santos, de dejar la financiación de las universidades públicas a la empresa privada, consolidando la tendencia de los últimos veinte años sobre los fines mercantiles de la educación. En la misma lógica, la secretaría de educación del Distrito de Bogotá, ha entrado a realizar convenios en más de cien colegios con diferentes instituciones técnicas, coincidiendo con la política “santista” de encontrar en la problemática social una gran oportunidad para la inversión. En ese marco, el que sea gratuita la educación básica, no quiere decir que no sea neoliberal.
Esto afecta a los sectores sociales, tanto públicos como privados, debido a que las diferentes pruebas evaluativas, se limitan a la lectoescritura, dejando de lado entre otras la historia, lo cual ha llevado a un alto grado de analfabetismo político a la juventud.
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